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Un municipio en alza, con tradición y patrimonio puesto en valor con mucho futuro por delante.
La trayectoria histórica del concejo de Valdés —el cuarto más grande de Asturias en extensión— está profundamente vinculada a la vida y su evolución. No es casual que en este territorio esté ubicado el Parque de la Vida, donde pueden verse cefalópodos de extraordinarias dimensiones, únicos en el mundo y que aparecen en esta zona del Cantábrico. O que de allí sea natural el único Premio Nobel español de Medicina, Severo Ochoa, cuya sintetización del ADN celular en laboratorio ha sido clave para todo el desarrollo de la biomedicina contemporánea.
Buena vida y de calidad es la que tienen propios y foráneos al disfrutar de las muchas bellezas naturales del municipio: las innumerables calas y playas, el Paisaje Protegido de las Hoces del Río Esva, la Reserva Natural de la Playa de Barayo, el mirador de La Regalina en Cadavéu, los impresionantes acantilados y vistas panorámicas del Cabo Busto, el Valle de Paredes (Premio Princesa de Asturias al Pueblo Ejemplar 2001), o Brieves con sus arcos de piedra, elementos de alto valor etnográfico que unen los hórreos con las viviendas, etcétera.
Su capital, Luarca/Ḷḷuarca, pintoresca, preciosa e histórica villa marinera, es conocida como la «Villa Blanca de la Costa Verde». Muchos son los lugares con encanto que Luarca posee, con sus siete puentes, su puerto pesquero, sus miradores, el Barrio de Villar con sus ejemplos de arquitectura indiana, los antiguos barrios de pescadores «El Cambaral» y «La Pescadería», la emblemática ermita de la Atalaya, el faro, la Mesa del Gremio de Mareantes y Navegantes, los Jardines de la Fonte Baixa, o el Cementerio, considerado por su ubicación mirando al mar, uno de los más bonitos de España.
Y por supuesto, cuenta con restaurantes y sidrerías donde se degustan exquisitos pescados y mariscos del Cantábrico. Un territorio sensible a la cultura, al conocimiento, a la historia como la que destila su torre medieval de Villademoros… Así es Valdés.